Send me an angel… canción de Scorpions. Justo en ese instante necesitas escuchar la canción, antes de entrar en el mundo mágico de los sentimientos.
Practicar la pesca submarina no es solo entrar al mar, realizar apneas y coger el pescado que puedas. O quizás si pero no en mi caso. El paso de los años no impiden el recuerdo cuando se me fue una gran estrella, un ángel en mi vida.
– Estoy cansado de vivir -Me comentó serio y triste aquella tarde. Me vino su imagen de unos días atrás cuando compartíamos un baño, como emergía del fondo y vi a mi padre anciano, era la primera vez que tenía esa visión.
– Y yo también Padre, estoy cansado de vivir, muy cansado, la diferencia es que yo soy joven- Le respondí.
Se abrió entre nosotros el silencio, aprovechamos nuestras miradas para continuar nuestra conversación, le expresé lo difícil que era sentirse con este sentimiento en esta fase de la vida y él me mostró su firmeza en confiar en mi.
¿Sabéis cuantos ángeles he recibido? Muchos ¿Cuántas luces en medio de la tempestad sentimental? Muchas. El precio muy caro, pues perdí a mi padre. De los que habéis leído mis relatos, seguro que a esta conclusión habéis llegado. Si, mi padre murió, y la vida me puso en ese instante; él y yo solos justo en el momento que dejaba esta vida. Momentos duros, pero seguía sintiendo su confianza en mi, cuando aquella conversación volvía a mi una y otra vez. Recibía en mi toda aquella luz. Recuerdo y tengo muy presente esa confianza de mi padre hacia mi. Y esa luz ha estado conmigo cuando se derrumbaba entre mis pies y brazos el pilar de mi vida, intentando agarrarme a él, cuando a un pilar de humo, es imposible sostenerlo… Si allí estaba de nuevo mandando esa luz de confianza, ese ángel que me sostuvo en mi divorcio. Siento al ángel en la ilusión por rehacer mi vida en pareja, porque un ángel he recibido. Siento al ángel en cada sonrisa compartida con mis hijas cuando cuido de ellas. Y cuando voy al mar siento plena confianza en mi, me da igual como vaya ese rato, me quedo con mi confianza en mi.
Siete años han pasado y unas ganas enormes de vivir lo que me toque vivir, y demostrando esa confianza que siempre pusiste en mi…
Al escuchar esta canción de Scorpions es irremediable para mi, poner conciencia a todos esos momentos, que han venido y los que están por llegar. Y ahora ya si toca entrar al agua envueltos en la magia de los sentimientos.
Aprovecho el silencio reinante, dada la hora que es, pleno mediodía para entrar al mar alterando lo mínimo posible esa tranquilidad, lentamente me pongo de rodillas, termino de ajustar las gafas, tubo en la cinta de las gafas y me dejo inclinar hacia mi costado izquierdo. Ya estoy dentro del mar, empiezo el movimiento suave del aleteo y siento el avance de mi cuerpo por este medio. Realizo mi primer descenso para realizar una espera, me sitúo en una piedra saliente que me permite estar a media agua para ver que pasa por ahí. De momento un banco grande de zarpas y algún que otro sargo. Ostras ¡¡¡¡ un dentón pasando por mi cara a menos de 2 metros, vaya angelito que me has enviado, no estoy preparado. La idea era mojar al roller RG ENAS 90, que es la herramienta que me gusta usar para esta especie, y era la primera salida con él en meses, elegí ese día para volver al agua con él y empezar a hacer alguna pesca con él e ir a por los dentones más adelante, pero me ha pillado así. El dentón se sorprende pero en este caso el más sorprendido de su presencia soy yo, da el coletazo y ya se va, intento un disparo ya fuera de tiempo y efectivamente fallo. A este ya no le veo el pelo. No pasa nada puedo volver a recibir un regalo y estar mejor preparado.Como me ha gustado la visión desde esa piedra vuelvo a situarme en la misma en la bajada posterior. Aguanto la espera y como era de esperar no aparece el dentón. En el final de la espera por mi derecha veo que se acerca un galupe (mújol de la mancha amarilla), más que acercarse su dirección si no lo asusto será tal cual que cruzará delante de mi. Efectivamente sigue esa dirección y el RG muestra su alcance y logro la captura de un Galupe.
Ya puestos, una vez el galupe en el pasador y realizada la recuperación y preparación de la siguiente apnea, vuelvo a bajar al mismo sitio. Estando abajo de nuevo tengo una buena sensación y a pesar de ser la tercera bajada del día consigo alargar la espera. De nuevo por la derecha pero esta vez saliendo desde atrás, me llama la atención una silueta moviéndose. Una lubina ha decido salir de su puesto de acecho, va a media agua por mi derecha pero no lleva dirección de cruzarse delante de mi, por tanto toca modificar algo la posición, poco a poco sin hacer ruido y sin alertar a la lubina y finalmente muevo solo el brazo abriéndolo hacia la derecha, encaro y el RG escupe perfectamente la varilla, logrando la captura de una preciosa lubina.
La jornada ha empezado increíble, evidentemente este ritmo no va a continuar así. Se ve bastante movimiento de pescado, a media agua pero es necesario esperas / acechos largos en el tiempo, siendo muy fino en la técnica o el pescado desaparece en aguas abiertas.
Sigo avanzando por la escollera y conforme va pasando el tiempo me encuentro más cansado y va costando realizar todo correctamente, aun así logro hacer algún acecho bueno logrando la captura de 3 galupes más.
Y así termino una jornada llena de sentimientos agradeciendo vivir estos instantes y tener esa confianza para disfrutarlos. Más allá de la tierra espera un mar lleno de sensaciones…Allí o aquí, el lugar es lo de menos, es más ser consciente de los sentimientos, respetarlos. Párate, aíslate, escúchate, observa y aprecia aquello que te ilumina, y confía en ti.