¿Mañana entonces a qué hora salimos? Así con esa pregunta me confirmaba mi hermana que se apuntaba al invitación a salir de pesca. Probaría un poco de currican, sin mucha esperanza, tras una semanas de estar totalmente desconectado de la pesca en esta modalidad. Viendo las previsiones del tiempo, el agua no estaría muy tranquila pero navegable para el zorros de mar. Nos ponemos el despertador a las 7, pero a las 5:15 AM ya andaba yo inquieto con el ojo abierto y luego me confesó Constan (para los que no la conozcan, una de mis 3 hermanos, la pelirrojilla, una pumuky total) que ella a las 2 y pico ya andaba mirando el reloj para que no se le hiciese tarde. La fiebre de la pesca tiene estas cosas.
Al llegar al puerto de la Torre, lo primero una parada en boxes, y a continuación a preparar a Zorros de Mar, tenía dudas de como andaría la batería pues ya anda muy justa de carga y eran varias semanas en parada. No obstante se logra arrancar, así que todo listo para probar un rato los curricanes. Llevaba uno preparado muy ligero con señuelo mini, para tentar a los jureles, obladas y otro mayor en busca de túnidos, como melvas, bonitos, bacoretas. Nada más soltar amarras, ya le tengo que ordenar que por favor deje el trapito y se deje de limpiar a Zorros de Mar, que ya lo limpiaremos al regreso, para terminar de convencerla, le ofrezco que vaya navegando ella hasta la bocana mientras hago alguna foto. Al asomar la proa por la bocana solo pienso que ojala haya heredado mi hermana los genes de mi padre, quien no se mareaba ni de coña y efectivamente los ha heredado.
No es muy temprano pero nos acompaña algo la suerte y el sol no ha terminado de salir del todo pues anda un poco nublado. En cuanto alcanzamos un poco de profundidad empezamos a tener las primeras picadas, las obladas entran al señuelo dedicado a ellas. Y antes de llegar a la franja de profundidad donde espero alguna picada de algún bonito, veo doblar la caña y en seguida ir ascendiendo el parabán, del señuelo para presas más grandes, mientras andaba recogiendo una oblada. Aprovechando que llevaba la inestimable ayuda de la que fue en muchas veces compañera de pesca en mi infancia, suelta el timón de Zorros de Mar, tras bajar de revoluciones el motor, y empieza a recoger la línea. Ver la cara de emoción al sentir la línea en sus manos (recogemos las líneas a mano, solo utilizo las cañas para que abrir los señuelos de la estela del motor) ha merecido todo el viaje, contemplar la luz de emoción en una persona que estimas, no hay mayor premio que ese. Bueno el caso que la pumuky en un santiamén trae a un bonito hasta la borda y lo embarca sin mayores problemas.
Y como no, mi señuelo mini, no deja de sorprenderme, pues aunque su tamaño es mini (4.5cm ) suele dar alguna que otra alegría. Hoy ha levantado una bacoreta , que llevando un sedal tan fino, ha sido un buen disfrute pelearla a mano. En realidad la pesca en si han sido unos 20 minutos, pues las nubes se retiraron y con el sol ya totalmente fuera no tuvimos más picadas. Probamos las plumas (esta vez ya si con caña) en unas posibles manchas de jureles, pero no querían.