Lubina a contra reloj

La lubina, esa presa que tanto deseé su captura, desde que era niño y las contemplaba sigilosamente desde tierra, aquella presa que nunca caía ni en cebo ni en señuelos. Después de conocer la pesca submarina, la primera pieza de tamaño importante que capturé fue, como no, una lubina. Es su pesca la que más horas he practicado y errado, y a día de hoy aun aparecen de la nada. Sigue teniendo esa magia especial, cada captura es un mundo de sensaciones.


Antes de salir por la puerta abro la funda donde aguarda el ENAS, esta vez el clásico, 90 con acabado de madera. El frío de la mañana no hiela mi pensamiento, ni mis sensaciones, muy a pesar mío y aunque me apetezca un tipo de mar fuerte para buscar la lubina, no es lo que encontraré esta tarde. Debo partir ya, y la decisión está tomada, esta vez me llevaré el ENAS Carbone, el agua estará muy quieta, aunque lo intente será complicado encontrar la lubina, acabaré mirando algún boquete y si apareciese alguna será en una espera.

Trascurre la mañana y aguardo en mi interior un mundo diferente al que vivo en ese instante. Doy cada paso consciente de que es necesario darlo para llegar a ese instante donde uno se encuentra consigo. Ya solo falta 70 kilómetros de distancia y dejaré mi lado más natural y salvaje perderse en las aguas del mar. Kilómetro tras kilómetro repaso el tiempo disponible. Una hora y 30 minutos de luz si logro no perder ni un minuto. En ese tiempo puedo repasar esta zona, intensificar la búsqueda en esta otra, cambiar a esta otra si lo otra va fallando. Se exactamente lo que quiero y como vivirlo. La estrategia está marcada y solo la fortuna escribirá el final. Si no la encuentro se que volveré un día, otro y otros tantos que sean necesarios. Se pescar y lo más importante, se aguardar mi momento. Bueno lo de se pescar es un poco farol pero jugamos con ventaja en esto de la escritura, el papel es tan fuerte que soporta todo lo que queramos escribir en él. LLega ese momento de divisar el mar, calmado, tal y como esperaba, pero también bajo de marea. En esta zona no hay mareas tan fuertes como en otros mares, recuerdo la zona gallega y menudos cambios esos, pero ese pequeño cambio en la altura del mar en la zona inicial que deseo pescar significa mucho, mucho a malo. Reviso todo tal y como tenía pensado, en realidad no es mental, es más bien un cúmulo de sensaciones que hace moverme, y encontrarme justo en los puntos donde otras veces he visto el pescado con posibilidad de captura. Sale de forma natural, sin saber porque dejas de mover aletas, avanzas con la mano medio libre, con los codos, otras veces encuentras la corriente justa para dejarte llevar. Encuentras ese punto que no sabes como pero siempre acabas esperando en ese punto mágico.
Una hora de agua y sin ver nada destacable, queda poco tiempo, y solo me queda una jugada, la final, todo o porra, así es, vine a coger una lubina y a tierra. En esta última jugada, las impresiones iniciales tampoco son muy alentadoras. El movimiento que observo no es propicio hasta ahora, es zona pura y dura de esperas que en las fechas que estamos y temperatura del agua es un poco desanimadoras cuando además no ves nada decente, menos mal que me pilla con un traje nuevo y bueno este invierno y así es más llevadero. En esta bajada me posiciono pegado al fondo, en los primeros 30-40 segundos no aparece nada, pero de repente aparece una nube de sargos moviéndose como un solo ser, todos hacia mi, todos alejándose de mi. Esto se pone interesante. Es probable que de repente aparezca la reina de la nada, como ella solamente sabe hacer. Estamos por encima del minuto ya de apnea y efectivamente ahí esta, a media agua, lejos, y con el cruce de miradas ha dejado de avanzar, me muestra su lateral pues no piensa avanzar, imposible intentar su captura pues anda muy lejos. Intento despegarme un pelo del fondo y avanzar otro pelo hacia su dirección tratando de acortar distancia pero ella ya va de vuelta, alejándose e incrementado velocidad. Desisto, me dejo pegar en el fondo de nuevo, pruebo con mi reclamo favorito, una, espero un par de segundos, segunda, otro par de segundos y tercera. La lubina en la segunda paró su avance y en la tercera giró, inicia su avance hacia mi posición, la tengo en frente haciendo una diagonal hacia arriba. Sigue avanzando muy lentamente y en breve aunque decida parar ya habrá entrado en zona posible de captura. En cuanto lo hace no lo pienso e intento esa diagonal de abajo hacia arriba tirando de frente. Un par de segundos y observo el buen ejemplar de lubina  capturada, con un buen tiro que me dará la opción de prepararla a la sal.

Lubina a contra reloj
pesca-lubina-02
previous arrow
next arrow
 

Tras este bonito regalo del mar, siento que es el momento de ser agradecido y aunque aun quedase 20 minutos para poder estar en el agua, salgo de ella. Después me dirijo a una playa y allí dejo correr mi lado más desenfadado posible, tan solo para compartir este momento mágico.

Disfrutando un rato
ReproducirPlay

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *