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La espera inversa

Una vez finalizada la jornada laboral, tenía la posibilidad de acercarme de nuevo al agua a probar un poco de fortuna. Y en pleno mes de Julio, allí que me planto en Mazarrón. Un recuerdo me llega al bajar del coche y observar el agua. Estaba en ese rinconcito, como antaño, en pleno verano, un día de semana y en plena siesta dispuesto a hacer eso que tanto me llama la atención. Con la diferencia que hoy en día, las responsabilidades han crecido bastante desde cuando yo era un niño-adolescente, pero por unos instantes me he sentido como antaño.

16:30 justo cuando termino de colocarme el traje (voy a probar pesca submarina), intento localizar una zona segura para acceder al agua, esta con resaca de Sur y está fuerte, no esperaba que el mar estuviese tan bravo, pero está bien. Hace tiempo que no lo encontraba así, poco viento en superficie pero un mar de fondo de los interesantes. Al echarme al agua e ir colocando los utensilios por debajo de mi observo una sombra, el agua está bastante turbia y no se distingue bien que es, en superficie se ven pequeños mujoles, bogas, etc. Que no sea una lubina que no estoy preparado, ni fusil cargado. Cachis como sea, quedo inmóvil observando y puedo distinguir que es un espetón, gordote, menuda siesta se está dando el tío comiendo. Una vez pasado el temor, el agua y condiciones son buenas para el encuentro de una lubina, quizás no tanto por las fechas en las que estamos pero no sería la primera vez.

Al hacer las primeras bajadas, compruebo que bajar al fondo es tontería cuando faltan 3 metros para llegar todo se convierte en oscuridad y el mar de fondo moviendo multitud de algas. La visibilidad por debajo del metro. Antes de llegar a esa cota, si es posible pescar y en algunas zonas la visibilidad es de 3-4 metros. A la quinta o sexta bajada localizo en una espera un grupo de mujoles que van a media agua, pero los dejo pasar, las condiciones están para esa lubina que llevo tiempo sin pescar.

Llevaba casi una hora sin encontrarme con esa lubina, ya hacía varias bajadas que solo pensaba en ella, no quería otra cosa, estaba decidido que hoy tenía que salir con una lubina. En una punta me encuentro por fin una, pero no llegaba a un palmo, con las ganas de lubina, la dejo pasar varias veces, y no aparece nada decente. Retrocedo y e insisto en el mismo recorrido, pues estoy convencido que me toparé con ella.

Y como no sucedió, de la forma típica de esta especie, tan solo hay que saber que la lubina caza a sus presas, y en más de una ocasión con el sol alto me he encontrado a la lubina haciendo esperas, escondida. Con el agua turbia podía salir en cualquier momento pero por el tramo que iba me daba una sensación especial. «La espera inversa», es que en vez de ser el pescador el que hace la espera es el pez que anda haciendo una espera-acecho para cazar a su presa. En medio de la sombra observo movimiento, un coletazo, lento pero seguro, y va surgiendo una mancha. En cuanto llega a la zona que llegan los rayos de sol van apareciendo los puntitos luminosos. Es mi lubina. Pero a diferencia de cuando soy yo el que hago la espera, en esta ocasión ella no va entrando, sino que se ha movido porque no se sentía segura y huirá, por tanto hay que hacer golpe de riñón, ir descendiendo, mover fusil en su dirección, sin hacer ruidos ni movimientos bruscos de lo contrario si que dará un coletazo rápido y fuerte y desaparecerá. Consigo llegar al punto que es tirable así que sin pensarlo más termino de armar el brazo, sujeto firmemente la culata y la varilla ya anda camino a su destino. Durante unas milésimas la lubina para en seco, pero retoma la actividad y empieza a salir con fuerza por todos los lados. En principio el tiro ha sido bueno y ha quedado en el hilo por tanto espero no desgarrar a la pieza. Poco a poco voy recuperando la pieza y una vez en mis manos me invade una satisfacción buenísima.

lubina
Detalle Lubina

Con la alegría de haber conseguido la pieza deseada, es uno de los puntos que más me gustan de esta modalidad de pesca, lo selectivo. Si consigues una captura es al que tu has decidido hacer, continúo y en una espera, esta vez si hecha por mi consigue poner a tiro un mujol, el cual se viene conmigo. Tras unos minutos y pasadas otras esperas me cruzo con un par de mabres, y el mayor de ellos consigo capturarlo. Tras esta nueva captura termino la jornada son las 19:00 y aunque aún queda bastante luz para seguir, decido no hacerlo, he disfrutado un rato del mar y llevo ya bastante pescado. Hoy me ha dado buenos frutos el mar.

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Frutos de la jornada de pesca

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