Conforme iba avanzando el sábado, se iba planificando una salida de pesca desde el Zorros de mar, para probar currican de fondo. La de tiempo que hacía que no probaba esta técnica y para más índole, se intentaría hacer con vivo. Edu, Ramón y yo, juntando el ansia de los tres de pescar una pieza decente, nos faltaba barco por todas partes. Y allí íbamos los tres en un Ford Fiesta con las cañas, 2 sillas de mis pekes, camino a La Torre de la Horadada. Antes una parada para tomar el café matunino, menos Edu que se toma su típica manzanilla.
En la bajada al puerto se divisa el mar, y apreciamos los 3 que el mar aunque soplaba algo de aire no estaría mal del todo, y podríamos estar más o menos cómodos. Durante la travesía a la señal de tentar los calamares se van preparando las cañas y señuelos, y se observan que solo hay un par de embarcaciones, no esperábamos tocarlos pero lo intentaríamos pues mejor cebo que ese es difícil encontrar. Tras un rato de tentativas conseguimos subir a bordo un par de calamares.
Una vez finalizada esta modalidad, ponemos rumbo a probar suerte con el currican de fondo, Ramón nos iba guiando un poco para aquí otro para allá, era cuestión de trazar apropiadamente la ruta para pasear el cebo por donde tocaba. En este primer lugar percibimos unos leves toques, a los que Ramón identifica como picadas de Chopas. Recogemos muestra y comprobamos que la muestra ya no nos sirve de momento. Ponemos rumbo a otra zona que no pillaba muy lejos.
En este nuevo destino volvemos a bajar un nuevo cebo, y seguir con la esperanza de una buena picada de un dentón, la cual no tarde en producirse. En esta ocasión estaba yo vigilando la caña, Ramón al timón y observamos la buena picada, cojo la caña para preparar el tirón, a lo que Ramón me indica, que le diese la vuelta a la caña que la tenía al revés, la maniobra ms sencilla fue pasarle la caña a Ramón, quien da un tirón con firmeza al sentir que el dentón estaba comiendo el cebo, pero no se llegó a clavar la pieza. Al recoger la caña entendimos el porque no se clavó, atacó a la pieza por el lateral y no a la cabeza.
De esta manera perdimos nuestras 2 muestras estrellas pero Ramón sacó un as bajo la manga, y continuamos al currican de fondo, trazando perfectamente la ruta, con una exactitud asombrosa, como si hubiese sido pescador submarino y se conociese a la perfección el relieve del fondo. Impresionante como interpretar la sonda y visualizar el fondo, salirse de la ruta era exactamente no recibir ni una sola picada. Empezamos a tener picadas pero sin poder clavar las piezas hasta que finalmente salió la primera chopa. Continuamos en la misma ruta y con picadas de chopas, cuando se clava algo diferente a una chopa, era una pieza ya mayor y una grata sorpresa al comprobar que logramos embarcar una preciosa breca pescada al currican de fondo. No fue la única sorpresa pues en otra picada conseguimos subir un pargo.