Palometón al Currican

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Guíate por tu intuición.

By Ale

El día empezaba temprano, a las 7 era la reunión de patrones que participarían en una jornada compartida de pesca, donde la modalidad sería currican costero, ya fuese de superficie o de fondo. Y antes de esa cita, había quedado con mi compañero de pesca que me acompañaría en esta jornada de pesca. Andrés me esperaba a las 6:00 Am en la churrería de María.

Por las fechas, una apuesta segura era el currican de superficie en busca de los túnicos, principalmente melvas y bacoretas. Los días previos en las pruebas que se hicieron, me mostraban que no iba a ser fácil localizar bancos buenos para hacer una pesca decente. Empezaron mis dudas sobre que tipo concreto de pesca debía hacer.

Unos días antes, haciendo pesca submarina en la orilla, me tropecé con un gran banco de palometones. Así que tenía información de primera mano, pero muchas dudas de ir a por los túnicos o jugarme la jornada en busca del gran depredador como sería los palometones. Comentándolo con Ale, me decía: «Antonio guíate por tu intuición«.

Durante el ameno desayuno con Andrés, comentamos las posibilidades de la jornada. Recae sobre mi, la responsabilidad de elegir a que apostaríamos. Decido ir a lo que la mayoría de la gente ir, a por las melvas y bacoretas aunque ya le indico a Andrés que si no hay movimiento tenemos la opción de probar y jugárnosla con los palometones. Pescar un palometón, no es fácil. Todo lo contrario a la pesca de las melvas y bacoretas, que si das con el banco, es pasar y pescar. La pesca del palometón es más difícil, y la mayoría de las ocasiones acaba con porra (es decir, sin captura).

07:30 AM, todos los barcos participantes en la bocana esperando el bocinazo para la salida, entorno a 15 embarcaciones, la más pequeña, el zorros de mar, dispuesto a a dar caña e intentar llegar con una sorpresa en este jornada. La imagen espectacular, la piel de gallina y suena el bocinazo. Todas las embarcaciones abriendo gas, y el Zorros de Mar el más ágil por su tamaño, encabeza la melé de barcos. Poco a poco cada barco va cogiendo el rumbo. Nosotros decidimos centrarnos hacia el oeste, la mayoría de los barcos eligen Sur-Este y probar por la zona de Cabo Tiñoso (La Azohía).

6 horas por delante en este jornada con aguas tranquilas, nos tomamos la jornada de relax, aprovechando que nuestra zona estaba prácticamente despejada de barcos, pues la mayoría habían optado en sentido contrario. En una línea montamos el paraban para probar a media agua, la otra línea con señuelo a la cara de agua, superficie total con señuelo e iscabelas.

Pasan los minutos y no hay ni una picada. Definitivamente va a estar la cosa complicada de lograr alguna captura. Nuestro objetivo pronto pasa a pescar el menos la muestra como vulgarmente se llama, salvar la porra. Tenemos una picada, pero resulta ser un pequeño atún rojo, el cual devolvemos al mar. Esta pieza no nos valía para salvar la porra.

Cerca de las 11 de la mañana, Si tenemos por fin una picada decente, resultando ser una bacoreta. Un primero objetivo estaba salvado, evitar la sufrida porra. No obstante, distaba mucho de nuestros deseos de hacer una buena jornada de pesca. Al los Pocos minutos una segunda picada, pero esta vez la bacoreta es mucho menor.

Ya cerca de las 11:30 de la mañana, resuena con mas intensidad en mi interior la frase, «guíate por tu intuición» y hasta ahora no lo estaba haciendo. Simplemente decidí pescar tal y como los demás estaban haciendo, por miedo a fracasar en una apuesta arriesgada a los palometones.

Cambiamos de rumbo totalmente, nos dirigimos de la zona donde estábamos pescando, sobre los 60 metros de profundidad, hasta los 5-7 metros donde quería probar. En el cambio de estrategia clavamos otra bacoreta de un tamaño similar ala inicial, pero no caigo en la tentación y estaba decidido a probar a pescar un palometón.

Cuando llegamos a la zona, ya tenía preparada la caña más potente, la muestra preparada con una terminación de Nylon del 0’70mm, estaba claro que mi apuesta era por una pieza mayor. 11:45 de la mañana, la jornada finalizaba máximo 13’30, así que quedaba un rato para dar la campanada.

Ya con la muestra en el agua empezamos con este currican a mucha menos velocidad, eso hace que hasta el tiempo pase más lento. Día soleado, mar en calma y quien diría que algo podría alterar este tiempo de tranquilidad excesiva, sin emoción, y casi sin esperanza sin tener la picada.

Hacemos una primera pasada y viramos para volver a pasar por la misma línea, paralela a la costa, A los pocos metros del viraje, noto la puntera de la caña, marcar una picada, y vuelve a destensarse. ¿Habrá sido una imaginación mía? imaginación o no, mis pulsaciones ya estaban aceleradas cuando observo de nuevo la misma acción en la puntera. Advierto a Andrés y tomo la caña. Siento tensión y de repente se vuelve a destensar. Estando con la caña en mis manos vuelvo a sentir el embiste y esta vez ya si clavo. La caña se cuerva. el sedal sale del carrete y la batalla empieza. Andrés colabora inicialmente redirigiendo el barco, para acortarle la huida y no saque tanto hilo, pero al mismo tiempo en esta maniobra hay que mantener tensión de lo contrario corremos riesgo de perder la pieza. Por momentos la batalla es ganada por el palometón, no logro frenar su estampida y no veo signos de su rendición/cansancio. Lo vemos saltar un par de veces, cosa que no me gusta pues son momentos delicados done el pez puede desgarrar si el anzuelo no está clavado en zona dura, pero esto hace que el pez tras el salto me de una opción de recogida. Muestra por fin algo de cansancio.

Ya próximo al barco, vienen las estampidas furiosas, y observamos su buen tamaño, ya con el gancho en mano y el naylon con la otra mano, intento acercar a la clavada del gancho, pero fallo y no logro mi objetivo. Es justo aquí donde realmente temo el haberlo perdido, pero siento el tirón en mi mano donde sujeto el naylon. Rápidamente vuelvo a subirlo arriba y tratar de sacarle un poco la cabeza del agua para un segundo intento de gancheo. Esta vez si, logro mi objetivo y en el mismo movimiento de la clavada, aprovecho la inercia y me traigo al pez a la bañera del Zorros de mar,

La locura desbordada inunda al Zorros de mar, la adrenalina nos muestra tal cual somos. Andrés y yo eufóricos por tal campanada dada.

No ganaríamos esa jornada de currican, pero sin lugar a duda, el barco más feliz y satisfecho de esa jornada fue el Zorros de Mar. Pieza mayor de la jornada y esperando para saber si es la mayor de la temporada.

Palometon y yo
Andres y yo
Palometon
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Agradecimiento especial para Andrés por haberme acompañado en esta jornada de locura y a Ale por darme la pista buena, confiar en la intuición del pescador.

1 comentario en «Palometón al Currican»

  1. Me gusta contestar y me parece lo más guapo que me a pasado en pesca de toda mi vida gracias por dejar que te acompañara esa mañana Antonio

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